jueves, 1 de diciembre de 2011

Viejo amor




Entre la niebla y el frío se encontraba meditando el viejo escritor, nada lo sacaba de su mar de pensamientos. Ahogaba sus recuerdos en el revolcadero de la soledad. No parecía haber cambiado sus amaneceres, más bien parecían haberse convertido en rutina convirtiendo sus ojos en pálidos cristales de botella.
Es que ya no le escribe y suena su corazón como una armónica triste.

-!Susana! ¿Dónde estás? ¿Por qué me dejaste? Te convertiste en mi canción más triste, en mi playa oscura. ¿Hacia dónde caminarán mis pasos ahora que no estás? ¡Oh! Si la espuma de tu cabello hubiese seguido en mi almohada. Caminaré por la bahía para recordar cada instante que viviste en mi alma. Pero ¡qué soledad tan maja se pasea por mi penumbra! Oigo el sonido del mar que se burla de mis años sin tu vida, tan eterno como tus ojos grises.