Eran días y noches de sombrío insomnio, mis brazos y mis piernas parecían tener vida propia, se encendía un motor de excesiva energía lista para actuar, correr, brincar, estrangular. Era el síntoma de cada mes, era la frustración y la ansiedad fabricando ideas en serie.
Una enorme fila de ideas corría como un líquido que iba a parar al depósito de mi mente, un lío caótico las mezcla, sin duda cocina una sopa de ideas. No sabe bien, se cocinan lentamente y saltan entre las burbujas queriendo una ser más importante que la otra. Se pelean entre sí, llevo varios días cavilando una idea, no me deja en paz, es esta la que ejerce un movimiento que activa a las demás en un efecto mariposa.
Asalto de ideas, parálisis nocturna, hiperactividad diurna. ¿cuándo se detendrán? El calor aumenta, la ansiedad también, el impulso repentino desemboca en el primer bocado de sopa. Me la trago en la mente o la llevo a la compulsión. No importa, por que al amanecer se habrá disipar aquella cortina de ideas que nubla mi razón.
