A veces tengo ganas de odiarte y en el punto exacto donde derramaré mis afectos por ti, aparecen mis besos en tu mejilla prometiendote la ternura de mi alma.
No tengo excusa ni pretexto, te extraño en cada momento que pasas lejos de aquí. ¿Acaso pensarás en mí? Me atormento a cada segundo revolviendo el cerebro en fuga. Existe un hoyo negro en mi corazón aspirando cada recuerdo de tus ojos claros. Me deja sola, sin piedad, tragandose la luz de tus suaves labios.
A veces tengo ganas de odiarte y no hago más que aullar como loba herida.
¡No soy tu juguete y sí tu muñeca!Me usas, me amas, me hieres, me pierdes, me abandonas en cualquier rincón del universo, dejo de existir y después... después te amo otra vez.
A veces tengo ganas de odiarte, en cambio te extraño, te añoro, te revivo en mi mente. Debería odiarte "más allá del deseo y del anhelo, más allá de los métodos cuidadosamente razonados..." (Pínkola Estés). Me rio de mí porque te amo "más allá del deseo y del anhelo, más allá de los métodos cuidadosamente razonados..."
Estoy tan perdida que para recuperar mi dignidad me paso la vida negandote y en silencio creandote y recreandote para sonreír en mi soledad. Vivir a solas mi único, exquisito y callado placer de pensar en tus besos, en tus abrazos, en tu calor, en tu aliento... no, no, no... a veces... a veces también te odio.
