viernes, 5 de septiembre de 2014

INCIENSO

Al "profesor", que fue un regalo del universo y su sola presencia
hizo que encontrara la magia dentro de mi.
 
 
Eres como el incienso, suave humo que revela los misterios del aire, mi aire.
Sutil, intenso, sensual, ardiente, con un aroma que embriaga y me eleva a los Dioses.
Aún cuando se ha extinguido la brasa dejas tu esencia flotando por mis rincones,
cierras mis ojos evocando tu presencia, eso eres tú: Incienso.
La conexión vítrea entre la tierra y el cielo. Te respiro, me impregno de ti.
Recibo la gloria de estar en tu presencia, etéreo corazón de rey
que corona mi existencia con su calor.
Incienso, magnífico incienso que se escapa entre mis dedos
quédate aquí a revelar mi espíritu, mi amor y a inquietar mi calma.
Envuelve mi alma con ese perfume de tu piel,
con la respiración exaltada en mi oído, con la humedad de tus besos.
Siente tus manos y tu sonrisa abriendo la fuente de mi amor.
Alma mía, brasa encendida, eleva tus ojos con los míos.