martes, 27 de julio de 2010

La vida de chocolate.


... Dame, dame chocolate y el agridulce de tus labios... (C. P.)




M: Señoría ¿qué va a ordenar?
A: Mmm.... quiero una rebanada de pastel de chocolate, de ese que es completamente de chocolate, por favor, y una limonada.
M: ¿Y usted joven?
R: Lo mismo por favor.




A: si la vida fuera un sabor, sería de pastel chocolate. Es delicioso, antojable, empalagoso, adictivo. Así es la vida, si te cansas tomas un traguito amargo de limonada.



Yo no cambio tus labios
ni tus besos que me saben a chocolate.
Quizá con azúcar tus dedos
se deslicen en mi espalda.
Yo no cambio tu aroma
ni tu lengua empalagosa
que de miel me embriaga.

domingo, 18 de julio de 2010

Reflexiones en el parque.


"He de confesar que nací a una edad muy temprana"





Los deliciosos domingos como hoy son especialmente inspiradores, yo me levanto, me pongo bonita y salgo a desayunar chilaquiles, nada mejor que con R. anima con su platica y sus asociaciones. Asociaciones que me hicieron pensar más tarde. Tenía antojo de gazpacho, mi favorito es el de pepino con melón -¡Con todo por favor!. Fui al bosque por él, me senté en una banca de herrería cerca del kiosco justo en frente de una jardinera de verde pasto, el lugar estaba lleno de familias, cerca de mi asiento había poca gente y se podía apreciar la estructura central.

Me gusta observar a la gente y sus actitudes en público, lo cual me hizo poner atención a unos niños que entraron a la jardinera, llamó muchísimo mi atención una pequeña niña que gritó con gran placer y al tirarse en el pasto - ¡Esto parece un paraíso!- ¡Wow! Es lo más sabio que he escuchado en un buen rato. Me hizo pensar ¿En qué momento deja uno de pensar así? En realidad lo correcto sería decir "dejar de vivir así". Esta niña si acaso tendría tres añitos y vivía una maravilla un "paraíso". ¿se imaginan lo que es vivir en un paraíso? Luego vi a las otras niñas que iban con ella, una que dijo -¡Vamos a dar vueltas de carro!- Fue aquí el punto de quiebre, todos los niños que la siguieron lo intentaban una y otra, y otra, y otra.... vez. No importa si no les salía, lo volvían a intentar. Casi derramo una lágrima, pero no pude. Pensé sobre mi misma y lo poco que intento vivir en un paraíso, no lo intento tanto como parece.

Luego apareció "mi otro yo", una niña que usaba un vestido como los que mi mamá me ponía, con el peinado de dos colitas que me encantaba, y corría sola por todos los caminitos de la plaza del kiosco. Juro que me vi en ella. ¿dónde quedó esa Anita que corría feliz por la vida? Y no es que no lo sea, pero la verdad es que los niños prácticamente viven en ella, están tan adentrados en ello que no importa si tienen momentos de tristeza, un simple detalle les devuelve los instantes perdidos. Me hace pensar, dentro de poco cumpliré ciertos años, y la verdad es que no están cumplidos todos mis sueños ni espectativas, algo raro me pasa.

Conclusiones:

  1. Un día off de familia y trabajo es lo más relajante que existe incluso con cafeína en la sangre.
  2. No debo organizar los chistes
  3. Necesito encontrar mi paraíso.
  4. Las papas del parque son deliciosas.
  5. Si el Kiosco tiene veleta ¿por qué no funciona?

jueves, 15 de julio de 2010

TESIS

Fin de semestre, hora de entregar el marco teórico de la tesis de la maestría, resulta que me quedan exactamente 40 horas para entregarlo, y mientras mi mentecilla siniestra escribe sus bárbaros pensamientos en este magnifico ensayo, también iba pensando que es simple y sencillamente una pesadilla, básicamente de terror. Es terrible tener que lidiar con los más sublimes y ocultos sentimientos de uno mismo, cuando una persona escribe su tesis, se torna en una bestia con los sentimientos a flor de piel, y es que no sólo es escribir, sino que después de todo el estrés que causan las otras responsabilidades vitales, tales como el trabajo, entonces la irritabilidad sube como río desbordado en época de lluvias. Si te hablan ,respondes mal, como si no fuera suficiente que el estrés causa una reducción en la inspiración. Uno acaba peleando con el mundo porque a cada rato interrumpen, como las ramas de los árboles que crujen a dos cuadras de tu casa.



(y para colmo se estresó la batería de la netbook, ahora vivo presa de la corriente alterna)


Existen otros días en los que por más inspirado que estés, resulta que el cansancio te ha vencido y sinceramente es preferible ver la televisión como tarado frente a ella, o dejarse caer entre los deliciosos brazos de tu cama. Algunos llegan a comparar la tesis con criar un hijo, y yo digo que están zafados, nada tiene que ver lo uno con lo otro, ¿cómo se atreven a comparar un ser humano con un escrito? No, difiero en su totalidad.

Además si te toca la grandiosa suerte de ser tan rebelde como yo, resulta que cuando las cosas son impuestas, nomás no lo haces porque se te da la reverenda gana, lamentablemente la realidad nos gana y terminamos por entregar las cosas, peor aún, bien hechas, no importa si te desvelas y te da una intoxicación de cafeína. Lamentablemente me da por pensar a la defensiva en otras cosas que son totalmente inutiles a la tesis, como esto que escribo, fluyen más mis pensamientos reflexo-rebeldes, es decir ¿cómo es que escribo aquí de corrido y en la ventana de a lado nomás existe la interrupción súbita del pensamiento? es una batalla campal entre el principio de realidad y el principio del placer. Mi única conclusión, es que mi querido y adorado tema a desarrollar se ha convertido en mi peor y más monstruosa película de terror.

domingo, 11 de julio de 2010

Los sacrosantos tacos al pastor.


Miércoles, tenía que terminar ciertas tareas de la maestría, me levanté tempano y el martes fue un poco pesado así que estaba cansada, el miércoles es un día pesado de trabajo, me toca hacer guardia en el negocio, para colmo ese día cancelaron unos y no llegaron otros clientes y una despistada olvidó confirmar su cita por lo que no estaba agendada y yo me fui a comer, excepto que no había nada para preparar, nadie en casa, bien los responsables de ir al súper no lo hicieron, me preparé lo que pude.

Debía arreglar asuntos legales resulta que mi establecimiento tiene un anuncio fuera de la normatividad, y claro otros auncios iguales no los quitaron, es de esas veces que los inspectores tampoco dan la cara para explicar lo que acontece. Es difícil encontrar un abogado que explique los artículos señalados... en fin, llegué a preguntarme ¿cómo es que a ellos no les dicen nada y les dejan sus anuncios y a mi no? pregunta sin respuesta. Moraleja para mi, es difícil mantener un negocio propio.

Es agotador que lo dejen a uno plantado en realidad no queda de otra que hacer algo de limpieza o platicar el chisme de la semana con la secretaria, yo diría "podría estar haciendo mi tesis, mi tarea, leyendo algo interesante o estar de fiaca en casita", pero no ahí tiene que estar uno hasta que llegen y si no llegan pues... ni modo. Fue muy pesado, además ir y venir en el auto a ciertas horas del día cansa y cansa muchísimo.

Al fin llegó la hora, de dije a la señorita L. que nos fuéramos 20 min. antes de lo previsto para cerrar, no tenía caso quedarse y perder más tiempo, al salir sentí hambre, había olvidado que comí una quesadilla en casa y eso fue todo. Así que revise mi lujosa cartera ahora rota y en números rojos, encontré unos fabulosos 50 pesos. ¡ La gloria! ¡soy millonaria! ¡viva! Así que arrastrando los pies llegué hasta el auto y manejé en dirección a "la calle del hambre", ¡Rayos! aún no abren los negocios de comida es muy temprano aún, es que salí antes de la hora. Era una decepción para mi estómago que comenzaba a hacer crestas que crujían dentro de mis entrañas, tomé una nueva ruta, a casa, acabo de recordar que en la calle de atrás hay una taquería a la que tenía tiempo que no iba, así que el plan funcionaba.

Me estacioné y estuve a punto de entrar en la casa e invitar a alguien, pero me arrepentí, creo que venía fastidiada de un día tan gacho. Así que desvié los pies hacia la otra calle, los iba arrastrando, era difícil caminar sin sentir el cansancio del día. Llegué logrando que no me atropellaran en la calle principal, al paso que iba los automovilistas se desesperaban, así subí unos cuantos escalones y me senté en la barra, al parecer era la primer clienta del día, y una cálida voz de hombre me dijo: "
Buenas noches señorita, se le ve muy cansada, parece que tuvo un día pesado en el trabajo". ¡Por Dios! ¡Este hombre es adivino! (ná, en realidad si era mucho mi cansancio) pero oye, nadie en estos tiempos es tan empático, ni una mamá logra hacerlo y decirlo de la manera en que uno lo necesita. Esa voz simple y sencillamente alegró mi día, uno no espera que el taquero sea la persona que comprenda y que te de contención con un señalamiento así.

¡Sí! creo que sí - No se preocupe señorita ya va a descansar ¿qué le preparo? - jeje gracias, quiero una gringa y dos tacos al pastor.

Preparó mi cena, que disfruté bocado a bocado de mis sacrosantos tacos, despedían un aroma estupendamente delicioso, con su piña, su cebollita y su cilantro. Alguien pasó para recordarle al taquero un evento que tendrían, fueron como 3 min. y luego como reaccionando, me dijo: "
Disculpe que la deje sola, ya regresé." Puse cara de niña consentida, me sentí como cuando mi papi me acompaña a comer cuando llego tarde de la escuela o del trabajo. Fue una de esas cenas en las que todo tan sabe rico, que olvidé el mal día que tuve.

viernes, 9 de julio de 2010

Coincidencias- O pomar das laranjeiras




A veces los recuerdos son así...
La misma escena, la ventana, la banca, el barandal, la vista, el lugar la guitarra... sólo que tú cantando.
Me encanta cuando las cosas coinciden.
Gracias.

domingo, 4 de julio de 2010

Brisas



Fue una mañana al despertar que sentí su presencia, una brisa de verano entre fresca y tibia. No he sabido describir exactamente lo que sentí en el silencio del nuevo día: unos brazos rodeándome, unos labios posándose en mi hombro, mmm... lindo. Era la figura de la realización, la ternura de la naturaleza y el lago que nos rodeaba. Fue como cuando estaba en aquella ocasión en Acaplulco, en el décimo piso aquella noche de verano, la brisa del mar se llevaba aquello que tenía que salir, una noche que me arrulló con el murmullo de las olas de Acapulco, el viento salado de aquella noche invitaba a respirar sus caricias.

En esta ocasión yo había respirado sus caricias, la brisa del lugar no era tibia ni salada, sino dulce y fría, refrescante, se despertaba por el canto de las aves y unos cuantos rayos de luz que se colaban por las rendijas de la madera. Brisas tan dieferentes y tan iguales, él calentaba con su vaho el aire que yo respiraba, dejaba tibios mis brazos, era entonces como estar en la playa aquel verano.

Eran brisas, mis brisas, ambas refrescantes, la única diferencia es que la brisa de la playa, además de su salado húmedo añadía soledad. La brisa del lago era fría, dulce y tenía su compañía.