lunes, 23 de noviembre de 2009

Berrinche narcisista

Ana....
¿qué?
Hiciste un berrinche
y ¿qué?
¿acaso no te das cuenta? No vale la pena, es un sapo.
Ya lo sé, pero es mi sapo
¡Berrinchuda!
¡No me importa!
¿por qué lo haces?
¿De verdad quieres saber?

Bueno


Tiene unos ojos que me dicen que sólo puede ver mis ojos
Me sonríe y mi sonrisa es mucho más clara
Tiene unos labios que dicen te deseo y aún así me detengo para mirarlos
Sus brazos me protegen y dan calor
Le gusta protegerme y yo sentirme segura
Sus manos dicen necesito acariciar tu piel
Su rostro está frente al mio y soy más que transparente
Tiene una voz que me hace flotar en éxtasis
Y una risa que saca melodías en la mía.


¡pero nunca te eligió!
¡ya lo sé!
¿por qué sigues pensando en él?
porque yo lo quería
Pero él a ti no
¡no me importa! yo sí
Estás haciendo berrinche otra vez -_-
¡déjame en paz!





domingo, 15 de noviembre de 2009

Un pensamiento callejero

Este es otro de aquellos escritos callejeros, sí, callejeros, y es que se me ocurren en los 15 minutos en que estoy parada o caminando en la calle. Ya saben, de aquellas veces en que se prende el foco y el ambiente en la calle es lo suficientemente romántico e inspirador como para escribir una historia. Y así sucedió mientras esperaba se diera la hora de entrar a supervisión y esperando a las otras dos supervisadas.


Porque hay días en que te recuerdo como tal. Porque escucho canciones y canto par ti aunque no estés. Tengo la necesidad de hacerte permanente en mi cabeza. No lo puedo evitar.


Las luces de la ciudad pasan incesantes por el cielo, por la tierra, por el aire. Escribo a ciegas con la tenue luz naranja del alumbrado en la calle.
Nostalgia, mi dulce nostalgia. Esta noche veo tus ojos dulces, tus labios tiernos, aparecen entre las sombras de la calle. No hay nadie, excepto tu presencia holográfica en mi mente, entre las voces de la gente y el ruido de los autos.


Esta noche hace frío, no hay luna ni estrellas, pues la luna la comencé a ver después de ti, y las estrellas se apagan en estrépito al son del frío. En la calle hay todo y nada, pisadas, gritos, ruido y tu silencio cruel y despiadado que se engancha como garfio en mi memoria.

Te sonrío y ríes conmigo en el recuerdo. Amigo ¿dónde estás? Porque lloro contigo y sin ti, porque no escucho mas tu voz. Recuerdos al aire, y me embriago del viento que me lleva calle a calle. Una vaga lágrima se seca, mirando al piso la entierro en el asfalto.


¡Qué frío! Me hacen falta tus brazos. ¡Qué frío! Me hace falta tu risa. ¡Qué frío!



Hace tiempo que vago por las calles sin ti a mi lado. Hay una ausencia, una ilusión perdida, palabras presas en el pecho, risas confundidas ¿te odio o te quiero?



Y ¿saben? Anoche lo soñé, me dio tristeza y alegría, sigo escindida en mis afectos y sentimientos hacia él. Al final del sueño terminé igual de enojada como lo estoy en la realidad. Es difícil decidir qué demonios siento por una persona que no sé qué demonios fue para mi.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Luna

En la madrugada entraba por mi ventana, tan blanca y luminosa que traspasaba las cortinas oscuras, la habitación se abochornaba de un insomnio y tristes recuerdos y ella seguía llamándome, recorrí la cortina y descubrí una noche clara y la luna llena. Despacio, muy despacio deslicé el cristal de la ventana y el frío entró liberando el ambiente bochornoso. Sus rayos luminosos bañaron mi rostro y mis manos y me senté en la ventana, vino hasta mi recuerdo la frase aquella que decía " Ella(la luna) siempre está ahí y en realidad no te sirve para nada, pero a veces la ves, y simplemente te hace sentir mejor". En efecto después de dar vueltas y vueltas en la cama y no poder conciliar el sueño, aquellos rayos que refleja del sol me envolvieron en la tranquilidad de la noche. ¿cómo es que un astro por el hecho de estar ahí, simple y sencillamente ahí, pueda calmar la intranquilidad? La vi, y me vio hasta que mi sueño regresó, veló mi cansancio, mi frío, mis sueños, me arrulló con su luz como una madre que extiende sus cálidos brazos cuando su hijo tiene miedo.
Luna, sigues acompañándome.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Sweet massage


Después de varias semanas de mucho trabajo, estrés, penas morales y demás cargas de la vida, me decidí a ir con mi masajista, temazcallista y chamana. Me dio un masaje relajante y debo decir que me dolió hasta el infinito y más allá, lloré del dolor que me generó deshacerme de semejantes nudos que se me hicieron en los hombros, en la espalda y el en cuello. Pero como dicen por ahí, después de la tormenta llega la calma, sentí una deliciosa tranquilidad después de la parte difícil, un poco de aceite armático, todo a media luz con unas cuantas velitas, un poco de incienso y exquisita música de relajación. ¡Ah! qué rica es la vida ahora, por lo menos los dolores de mi brazo se quitaron y hoy voy a dormir sin el méndigo dolor de espalda y cadera. Por lo menos aguanto en lo que me voy de vacaciones, ya falta menos que al principio, y entonces sí un sweet relax.