domingo, 23 de mayo de 2010

Terror en el museo.


Verán, el sábado caminaba yo de la mano románticamente con R. por el centro,
la noche reclamaba sus dominios acompañada por el viento húmedo del sábado.
Entre el divague, el disernimiento, él diálogo y la caminata en automático
debajo los faroles anaranjados de la ciudad fuimos a dar a "ese" lugar.

¿Dónde?
"Museo de Colecciones Antiguas"

Había un letrero que decía:

"Hoy, Brujería y tortura"




R. dijo, vamos a entrar, y la encargada dijo: ¡Pasen! Está muy bien.

Lo cual me llamó la atención y deduje que a pesar de todo no le agradaba mucho la idea de estar ahí. ¿por qué? jajaja pues porque tenía en el mostrador una
Virgen de Guadalupe con su veladora . Antiguamente no estaba esa estatuilla.

Entramos al patio donde había algunos instrumentos raros y puntiagudos que usaban
los verdugos, unos baúles antiguos y una gran cruz en la pared
principal, la luz era tan tenue que le daba al lugar el tono lúgubre que buscan los turistas.

Nos acercamos a la primera puerta cubierta por unas cortinas rojas,
daban la impresión de que adentro había algo, sin embargo no se distinguía bien.
Luz tenue, un sarcófago de madera con la figura de Anubis,
cruces egipcias y una momia en la pared. Esta sala transportaba en el tiempo,
aunque por algún motivo no se escuchaba más que silencio y
nuestras voces comentando. Pasamos a la segunda sala y aquí
había un aroma excepcional, hierbas medicinales, una cubeta de ruda y nurite.
Contradictoriamente el aroma de las plantas hacía un lugar agradable
a pesar de los horribles muñecos de cera que tenían deformidades,
heridas, sangre, sufrimiento.

La verdad no me di cuenta que nunca solté a R. de la mano, quizá el ambiente
ya comenzaba a hacerme efecto, y no tardó mucho, estábamos en la
sala media conectada con la primera y la última donde se encontraba
la salida. Aquí me pregunté y ¿ahí qué hay?
No se veía absolutamente nada por la oscuridad que propiciaba la oscuridad,
sólo una cosa era visible... la salida cubierta por las cortinas rojas.

Entonces sí me dio miedo, me paralicé un poco, R. me dijo: es la salida.
A. ¿y tengo que pasar por ahí? R.Sí, si quieres nos regresamos.

Finalmente salimos, no me atrevía, en sí mi mente ya jugaba chueco con mis
emociones, sentía que algo terriblemente malévolo saldría
de aquella terrorífica sala oscura. No eran más de 5 pasos para salir,
me temblaban las piernas y cerré los ojos, me daba curiosidad
voltear y escudriñar entre lo negro por si encontraba algo.

Nuevamente en el patio, dirigíanse nuestros pasos a la habitación que en la ventana
mostraba una muerte con un velo rojo.
Las cortinas rojas se abrían con el viento, entramos y
dentro se encontraban varias versiones de la "santa muerte",
la del velo rojo que se parecía ser la que hacía favores para el amor,
otra estaba vestida como Papa y por alguna razón tenia una tina de agua a sus pies.
Una tercera dentro de una jaula de hierro, debajo un altar.
Al salir de esta sección ya no pude seguir.

R. Vamos a la parte de arriba.

Una luz negra (o sea morada)pintaba las escabrosas escaleras, además había también
algo que no se distinguía.
Terror, fobia a lo desconocido, miedo, pánico o una histeria muy escondida
dentro de mi, cualquiera de ellas me arrojó un intenso baño de adrenalina
incontrolable.
Lo único posible por hacer, abrazar a R. y decirle NO, YA NO QUIERO IR.

R. De acuerdo.
A. ¡Sí!
R. Volveremos otro día más temprano

:s

2 comentarios:

Borracho dijo...

Ahhh...

!Me encata ese museo!

Dicen que en la parte superior se aperece un niño vestido a la usanza antigüa, de cuando toda esa acera estaba unida en una sóla propiedad...

Ya se me antojó ir...

¿Cuándo me invitas? ;)

Anita dijo...

Un día que no me acobarde jojo