domingo, 29 de mayo de 2011

Momentos




Recordaba todos esos ayeres en que tú y yo jugábamos por esos jardines y disfrutábamos de todas aquellas comodidades que no eran nuestras, habitaciones, patios, pilas, mascotas salvajes. Era común vernos correr por los pasillos de todas aquellas casas rentadas y más común apropiarnos de ellas y marcar nuestro territorio con peluches y muñecas.

Es una experiencia inspiradora que llena de vitalidad cuando dos personas se hacen compañía y logran hacer magia ,y, así, apagar las angustias y los miedos de la noche, de los traslados, y de las miradas de los extraños que nos miran como intrusos en sus salones. Hacíamos tanta magia que una vez logramos encontrar la fórmula para hacer arcoíris en el aire, a falta de grabadora, teníamos nuestras voces y las canciones del curso de verano, y el miedo que provocaban las noches de tormenta fue enfrentado con un ejército de muñecos que custodiaban las cabeceras de las camas.

Nuestra compañía no se compara con la de nadie más, íbamos de la mano a la escuela y llorábamos juntas cuando nos olvidaban, allá a donde fuéramos estaban la carretera y el clima, una casa nueva, una escuela nueva y una aventura nueva por cada día. A veces las plazas, a veces nieve y paletas, otras veces niebla y café, algunas otras museos o mar, lagos, desiertos y varias cenadurías. Jamás sabrán lo que sienten un par de niñas al viajar de madrugada por oscuros y desconocidos caminos, llegar antes del alba al Café del Tío Tonchi a tomar leche y quesadillas mientras uno se muere de frío a -5ºC , sólo tú y yo lo sabremos.

No teníamos perro, pero tuvimos una pila de rocas volcánicas llenas de iguanas que hacían un espectáculo mientras lavábamos los trastes, no teníamos cable pero mamá nos compró películas, nos enseñó a hacer empanadas de fresa y a jugar dominó. Papá nos llevaba al cerro a que conociéramos sus proyectos y a excursionar por los volcanes, nos enseñaba sobre la naturaleza de las águilas, los peces y los borregos cimarrón.

Si lo ves desde esta perspectiva conocimos el mundo antes de terminar la primaria, el mar, el desierto, la jungla, los bosques, viajamos en avión, en lancha, en autobús, en auto y en un auto arriba de un trailer. Nos persiguió una vívora de mar y un montón de gansos y patos, aprendimos a pescar cochito y almejas chocolatas, nos quedamos varias veces varadas en la carretera con el auto descompuesto y llevábamos sandwich de lunch. Sobrevivimos al huracán y a las monjas, ahora, sólo resta sobrevivir al hecho de que ya no estamos juntas.


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