domingo, 19 de abril de 2009

¿Dónde estará?


¡Señor! ¡Señor! Dígame, ¿ha visto usted a dónde se fue?- ¿Qué cosa se fue? ¡Yo no he visto nada! - ¡¿cómo? ¿acaso está usted ciego? ¡Estaba justo aquí hace tan sólo un instante! ¡no es posible que no lo haya visto! ¿A dónde habrá id? tal vez debajo de la mesa, ¡No!, quizá salió, ¡No! lleva mucho tiempo perdido. Saldré a buscarlo, es posible que lo encuentre mirando al cielo, mojándose en la lluvia o volando con el viento. Quizá, pero esta incertidumbre se agranda, ¿dónde estará? comienzo a extrañarlo. ¡Niña! Pero qué cosas dices, claramente te he dicho que no había nada a tu lado, ¿por qué hablas tanto? - No señor, estoy segurísima que aquí estaba yo lo vi, yo lo viví, yo le hablé. Por favor ayúdeme a buscarlo.

Sin respuesta y con una mirada que juzga al que está en frente, volteó su cara en señal de superioridad. Pero no importaba, alguien seguramente lo había visto, es que simplemente no pudo haber desaparecido derrepente, así como así, sin razón, en silencio y tan rápido. ¡Qué incertidumbre! ¡qué martirio! ¡qué soledad se comenzó a sentir! Pero no importa ahí va nuevamente en busca de su mayor anhelo: encontrarlo y saber que sucedió. Vagando por las calles, levantando piedras, escarbando en la tierra, hurgando en los baúles, sacudiendo los espejos por si acaso lo atravesó; destendiendo camas y aventando cojines en las salas; abriendo uno a uno los paquetes de galletas, probablemente en la caja de chocolates o quizá en las bolsas de frituras, en algún lugar de esos debería aparecer alguna pista, pues ya había estado antes ahí.

No descansaría, mañana tarde y noche seguiría. Nada en este inmenso mundo la detendría.
Contra tiempo iba- ¡Señor! ¿usted lo ha visto?- Lo siento mucho pero no - ¡Señora mía! ¿dígame que usted sabe algo? aunque sea una palabra,¡Se lo ruego! necesito saber en dónde está. Lo lamento, yo no sé nada. ¡¡¡¡¡¿Alguien lo ha visto?!!!! Estaba justo aquí, necesito información, estoy buscando lo que se perdió en un instante, o quizá alguien se lo llevó, por error tal vez, o se fue charlando, se distrajo y se perdió. Contra el tiempo corría, contra las estaciones y contra el viento, contra el mar y frente al sol. Sin descanso corrió por siglos y siglos.

Pasaba por la calle Real, una hermosa dama y un gallardo caballero, que observaron curiosos a la niña vieja, buscando en la banqueta de cantera, entre las grietas de las piedras de las paredes.¡ Niña! ¿qué buscas? le preguntó con voz de pájaro la dama, ¿Te ayudamos a buscar? preguntó para aportar ayuda el caballero. Y por primera vez en muchos años, se sintió derrotada, brotaron lágrimas de sus ojos miel y caían por su agrietada piel. ¡No lo encuentro señores! Estaba aquí a mi lado y desapareció, lo he buscado entre la tierra y en los cielos, pero no está, no sé a dónde se fue. Ambos señores tan finos sonrieron con la más dulce expresión y se miraron en complicidad obvia, como quien se comprende a simple vista. Y la dama le tocó el pecho con su dedo índice diciendo: ¡ya lo encontré!, y con una intensa e inmensa interrogante la niña anciana volteó a los ojos de la señora. ¿Dónde? - ¡Aquí! ¡Aquí está! No se fue, se refugió dentro de ti. ¡Siente! ¡Yo lo siento! Hace como un tambor para que sepas que ahí está. Y la niña anciana retrocedió mil años con la sonrisa de una pequeña niña.