lunes, 21 de diciembre de 2009

Olvidé.




Olvidé como escribir, olvidé qué palabras riman armónicamente con otras.

¡No lo entiendo! Es que hay ausencia, un hueco, o algo así que me falta, que no me motiva. ¿Qué pasa? Mi cuaderno está vacío.

Cuento las hojas y están en blanco, ni una gota de tinta las mancha ni las traspasa. El tarro de tinta ya está seco y cuarteado. La pluma se ha cansado de esperar, comienza a hacerse polvo. Pronto volará de nuevo por la ventana en busca de otro escritor, rasgará pronto nuevos papeles y zozobrará de cuando en cuando en un tibio tintero. Será nuevamente autor de los más lindos pensamientos o quizá los más profundos y hermosos recuerdos de alguien.

La tinta yace en vano, no tiene caso escribir palabras invisibles y no creadas, ya no se les dará un cuerpo, ya no se escuchará el dulce rasgueo de la pluma pisando ese papel amarillento.

Ni mi imagen en sepia escribiendo locuras y amores, ni mi mano dolorida con placer para escribir, ni mis ojos deleitándose con sus creaciones, ni el corazón, ni la pasión, ni la locura que es escribir.No sé que soy, un escritor sin escritos, un escritor que no escribe, un escritor sin tinta ni papel.

Olvidé mi oficio, olvidé qué son las palabras, olvidé incluso el aroma de la tinta fresca. Y todo aquí abandonado a su suerte, como una escena intacta de un crimen, nadie pasa, nadie se sienta a escribir, lugar prohibido.

Garabatos, rollos y papiros perdidos y abandonados, tinteros vacíos, de escritor ya no tengo ni el alma, que se olviden que un día aprendí el arte de escribir, porque hoy... hoy lo he olvidado.

2 comentarios:

Florecita Rockera dijo...

(suspiro)

Anita dijo...

siiiii, época de suspiros y suspiros