sábado, 14 de agosto de 2010

Huesos...


Se dice que los huesos son el alma de las personas.... ya que es lo último que desaparece.
(leyenda de alguna parte del mundo)

Huesos paseaba las noches de luna llena en que la luna le daba animación a su seca anatomía. Vagaba por la arena de la playa hundiendo el tarso de sus pies como si aún tuviera piel que sintiera la espuma del mar acariciarle los tobillos. Abría de par sus brazos para recibir la luz nocturna, su alimento, su fuerza y energía para unas cuantas noches al mes.

Se dirigía al cabo, ahí dónde las olas estallaban sus gritos de dolor al estrellarse con la roca, para huesos era su canción de cuna, su arrullo y el despertar de sus recuerdos de viva carne. Pasaba noches enteras bañándose bajo una lluvia de agua de mar que llega hasta la gran piedra, se mojaba su vestido y le dibujaba silueta de mujer pegándosele a su descalcificado cuerpo, soltaba su larga y aún sedosa cabellera, la adornaba con algas de mar y moluscos muertos.

Una noche Huesos bailaba una vals con el mar y el viento las noches de tormenta, unos marineros que desembarcaban de emergencia la vieron en el escenario del cabo, ¡qué cosa tan estremecedora! Un esqueleto bailando en una noche tan peligrosa. Castañeteaba sus articulaciones al ritmo de unos cabellos sueltos que entre dejaban ver los orificios oculares clavarse en sus pupilas dilatadas por el miedo. Nadie podía moverse, permanecían estupefactos como si la danza esquelética les convirtiera en estatuas, quizá gritar, quizá correr, mas las piernas no daban cuenta de sí. ¿qué hace ahí, bailándole al monstruo de la noche?

Ya al alba, cesó de llover y relampaguear, Huesos corría por la orilla de la playa hasta el otro extremo, se internaba en la húmeda cueva de la montaña, donde se incubaría nuevamente, donde moriría nuevamente y permanecería sentada en su piedra recargada en las paredes salitrosas hasta que su ánima fuera inanimada. Los marineros aterrados despertaban poco a poco de su hipnosis nocturna, como si los rayos del sol matutinos fuesen derritiendo poco a poco témpanos de hielo. Pronto algunos aldeanos fueron a su rescate, al ver sus expresiones lo intuyeron, la habían visto, además habían precenciado su petrificante baile y no dijeron absolutamente nada por el terror tan conmovedor que les transfirió Huesos.

Uno, se atrevió a preguntar -¿quién es ese esqueleto? ¿por qué hace lo que hace? Un aldeano le respondió con la tranquilidad del mundo.

-Se llama Huesos, y se internó en la cueva hace mucho tiempo, cuando aún era humana, decidió que el mundo era doloroso, penoso, arriesgado, además había sufrido abandonos por personas muy amadas, era demasiado tormento que finalmente se encerró en la cueva para no ver nunca más el mundo. Pero la cueva, escuchó el latir de su corazón que clamaba libertad y esclavitud, contradicciones de la vida, confusión en sus tímpanos, ceguera en sus ojos y parálisis en su cuerpo, fue entonces que la encerró en sí misma, la incubó como una madre preñada, hubo un derrumbe y Huesos no fue capaz de salir nunca más, hasta el día de su nacimiento, algunos años después. Para entonces ya se había convertido en lo que hoy es: huesos. Dicen que es su alma, cuando hay luna, aunque esté lloviendo ella cobra vida y sale a la playa y se sube al cabo a bailar, tanto tiempo encerrada le devolvió la libertad, y cada mañana regresa a su esclavitud, sus oídos ahora toman los sonidos que resuenan constantemente en su cabeza, como las olas del mar, sus ojos ya no están, de cualquier forma no veía, pero su cuerpo se mueve y baila hasta el amanecer.

-Y ¿por qué causa tal terror? -Mi estimado amigo, el terror no es de ella, es tuyo, porque no sabes cómo reaccionar ante una vida que tiene lo que desea, busca y encuentra. Te aterran los chasquidos de su cuerpo al bailar, porque tu no puedes escucharte a ti mismo, porque tu carne y tu piel amortiguan los sonidos de tus huesos, tu alma. Te quedas prendado de sus movimientos y sus cabellos que aún permanecen, te paraliza su expresión porque es la misma que tu interior desea pero que cubres con máscaras.

-¡Huesos, debes ser un alma en pena!

-No marinero, tú sí eres un alma en pena. Huesos, vive y tú... tendrás que morir antes de ser un esqueleto que sea el alma libre.



2 comentarios:

MAMUMA dijo...

bonito y original.

Anita dijo...

gracias mamuma.. por cierto dónde andabas se extrañan tus comentarios :D