De vuelta a la vida real.

Pues ya de regreso, encontré varias cosas durante mi ausencia, una de tantas es que ¡soy adicta al messenger! ¡ja! ¡qué novedá! pero bueno, además de eso, descubrí cosas acerca de mi, condiciones de mi vida que la han hecho especial y que en definitiva debo agradecer a mi terquedad por ser mi obsesivamente fiel compañera jajaja. Pues sí, por lo general sólo obtengo las cosas cuando soy terca. Esta vez conseguí darme cuenta que no es lo único que me acompaña en mi persona, tengo también una increíble fuerza de voluntad, aunque me carcoman las ansias y las ganas de rendirme, de alguna manera se como llevar a termino lo que quiero. Por lo general tengo obstáculos ( por parte de la familia) y sí es probablemente una gran queja, pero así nos sucede a la mayoría. bueno ya estoy desviando del tema, regreso, pues estuve tres días medio desconectada del mundo, al principio fue terrorífico quería conectarme al messenger a como diera lugar, en fin logre abstenerme de ello, por otro lado el teléfono estuvo apagado, no es la gran cosa, casi nunca lo uso jajajaja, también dejé de salir un rato, en realidad regresé a una rutina infantil, salir con mis padres a dar vueltas por ningún lado visitar a las familias de algunos amigos, quedarnos hasta tarde haciendo el aseo, en fin cosas aburridas, de esto baje la guardia, dejé de discutir aunque me provocaran simplemente dejé que mi pensamiento me llevara a otros lugares.

Algo de lo mejor es que pude darme cuenta de cuantas cosas quiero, que no quiero y lo que en definitiva no voy a hacer, de eso no queda duda. Ahora de las cosas que si quiero simplemente no voy a quitar el dedo del renglón(aqui entra la terquedad) pero bueno aprendí que no se toman por la fuerza sino con la constancia, el ingenio y la creatividad.

Lo importante es que en esta ausencia logré colocar los sentimientos, emociones y pensamientos en su lugar, así es como funcionan las cosas uno es quien manda, ellos están para darnos a conocer el mundo y no controlarlos, afortunadamente tenemos una condición humana que nos hace reconocer y mejorar. Un corazón sincero ( no sin cero) tiene la capacidad de amar y de ser más feliz, mejor aún enfrentar los problemas y aceptar la capacidad para poder vivir.