Sirenas

"...cuando no puedas encontrar tu camino, llámame y verás que soy la voz que se transforma en mujer..."

(Concierto para una sola voz)

Voces de sirena, frías y sin alma al amanecer.
Voces que llaman al marinero incauto,
atados a su canto de muerte,
su perdición, delirio y pasión.

Se mecen en las suaves olas,
celosas de la mujer que tiene piernas
y que busca el hombre.
Esperan cautelosas.

Esperan seducir a un hombre,
con sus sedosas cabelleras
y suaves formas,
con cantos alados de esperanza.

Esperanzas que la brisa del mar no lleva,
que las olas del mar contra las rocas estrellan.
Su mística figura se esconde en el agua salada,
teme ser vista entre las algas inmortal.

Así, mitad bella, mitad bestia,
el hombre mujer en ella no encuentra.
Pobres sirenas,
ni su voz ni su inusual belleza
alcanzan para llegar a tierra.

En medio de su tormentoso celo,
arrancan con brío su cabeza.
Él siempre mirando temeroso al cielo,
se aventura cerca de estos ángeles, o quizá, demonios del mar.

Entre melancolía y rabia ven la luna pasar,
quietas, cautivas a la noche en que los navíos celebran.
Temperamentales acuden a cantar
y enferman de amor y locura hasta la muerte.

Sigilosas entre sus amores,
rescatan náufragos inocentes,
y piden ser mujeres,
porque en el mar se mueren entre espuma y peces.

Entre la alucinación y la ilusión,
siguen soñando en el fondo del aquel gran azul.
Dormidas entre la blanda arena,
soñando un día en la tierra poder amar.

Varadas en un mundo acuático sin fin,
y sin fin terminan sus días recorosos
salvando a uno que otro
para flotar por siempre cerca de sus ojos.