lunes, 25 de enero de 2010

Un tango para la Mariposa

"Sin la luz de tus ojos es cruel mi tormento..."
(Se fue. Ernesto Lecuona)





Debía irme, como todas aquellas otras veces en que me fui. Aunque, esta vez, no quería partir. Lo cité en el café de aquella calle angosta y pintoresca. Se acercó con la sonrisa de siempre y el corazón se me hizo cachitos ¿cómo iba a decirle que ese sería el último día en que nos veríamos? Me llamó por mi nombre y el pecho se me oprimió tanto que pensé que moriría de asfixia.

¡Adela! ya estoy aquí mi bella mariposa.

En ese momento lo vi a los ojos con la preocupación de la pena que venía cargando en el alma. Entonces me tomó la mano y al sentir sus tibias manos y su gentil caricia tocándome el rostro como si supiera de mi pesar. Quiso besarme con su boca de miel y tuve que ser esquiva, lo presintió entonces y quedó en silencio.

Debo irme. No podré verte más.

Se me hizo un nudo en la garganta, tenía que ser firme y no llorar. Mi partida no tenía remedio y sólo podía enfriar la situación con altanería. Así que bajé la mirada y con un tono despreciativo le dije:

Lo nuestro ha terminado. No puedo seguirte viendo, así que me marcho para siempre.

Sentí que le partí el corazón y el mío también. Acabé con la pasión en aquel momento, me levanté y caminé con la frente en alto, sin voltear atrás. El tango comenzó a tocar en aquel momento, un ángel tocaba el piano y otro más bello aún comenzó a cantar:

"Te he visto pasar diferente y ni un recuerdo vago...
tu sabes muy bien que fuiste mi locura
y sabes también que tuyo fue mi amor
mas nunca jamás perdonaré tu ausencia...".

Una lágrima, se me escapó corriendo por la mejilla, sentía el calor salado de su presencia, caminaba lento y con vanidad. Para cuando comenzó el segundo tango, me di cuenta que no había dado más que seis pasos y me había detenido, mi mente me engañó pensando que iba ya muy lejos, cuando estaba anclada en la banqueta esperando no irme nunca. ¡Federico! le decía yo en voz baja y con los ojos fijos en la nada y con el alma quebrándose.

"Corazón, en aquella noche larga
maduró la fruta amarga de este triste corazón...
bien lo sé aquel frió alucinante, del instante,
fue en un viento de locura, sin ternura, sin perdón
fue en el grito enronquecido...
ya no serás mi jazminero en flor, eras mañana, suave murmullo, viento de loma, suave arrullo de la paloma,
solo serás la voz que me haga recordar que un instante atroz te hice llorar...
tiene gusto a fruta amarga a castigo y soledad..."

El sol del medio día, la brisa veraniega, mi llanto y el tango confabularon en contra de mi partida. Tan sólo sentí sus brazos rodeando mi cintura, su pecho en mi espalda, su respiración en mi oído. Tomó mi mano y con la otra me pegaba a su cuerpo, de pronto nuestros pies se deslizaban jugando en ese enredoso compás sensual y triste.

"Mariposa de lindos colores que cantas en mi patio al atardecer...
qué suave y que dulce es tu lindo cantar,
al oírlo me vi en el recuerdo de aquel amor triste que me hizo llorar.
Si supieras que pena tan grande yo siento en mi alma desde que se fue..."

Subió mi pierna por la de él hasta su cintura y la tomó de forma tan sensual que me llegó a decir "No te vayas". Quise irme otra vez, pero el hombre bailando tango toma a la mujer de tal forma que no la deja escapar. No pude y nuevamente le escuche decir "Mariposa, no te vayas". Jugamos un rato al me voy y te atrapo, era un juego que tal vez en mi inconsciente jugaba para no irme nunca.

¿Acaso no ves que no quiero irme?

Mariposa: sin la luz de tus ojos es cruel mi tormento... y verás un día que moriré amándote.

5 comentarios:

Borracho dijo...

Los tangos... tan sensuales por si mismos...

Pero más aún cuando nos sorprenden en el momento preciso y sin esperarlos, abrazando por la cintura a una dulce niña que aprecia la genial e ilógica conjunción de eventos que dan lugar a una situación única, maravillosa...

...Rica.

¡Salud!

periquin dijo...

No hay nada como un tango

Anita dijo...

Asi es mi querido Borracho, las situaciones de la vida también opinan cuando dos tienen que encontrarse.

Anita dijo...

Periquin, tienes toda la razón.

Florecita Rockera dijo...

ayyyyyy casi llorooooooooooo

me encantó! amo los tangos, lo juro, que no se vaya, no!